Gastón, El Gato Explorador

 Una nueva historia, un simpático cuento escrito por Maximiliano Romo, del Taller de Escritura. Les comparto a Gastón, El Gato Explorador.


Había una vez un gatito llamado Gastón, que era muy glotón. Se comía su comida y la de su hermana, Pandora. Le gustaba el helado, los panqueques y el pastel.
Un día muy aburrido, salió a recorrer el vecindario. Sin darse cuenta, llegó muy lejos de su casa, pero decidió viajar por el mundo y ser un gato explorador. En su recorrido fue perseguido por el perro de la casa, llamado Tom, quien terminó uniéndose a su travesía, porque él también quería explorar otros lugares.
Pasaron algunas horas y llegaron a la gran ciudad. Los dos estaban impresionados de lo grande que era. Entraron al supermercado sin saber lo que era, pero les dio igual. Sin embargo, un hombre con traje azul les dijo que estaba prohibida la entrada de animales, así que empezaron a correr y causaron un gran alboroto.
Cuando perdieron de vista al hombre de azul, pudieron explorar el lugar y encontraron un pasillo que decía “Zona de Animales”. Había muchas cosas en él, como comida, juguetes, pelotas y pollos que sonaban. Fascinados, jugaron y mordieron, pero la diversión llegó a su fin porque se acercaron muchos hombres de azul, los atraparon y metieron en una camioneta con otros animales. Dijeron que el destino de todos era la perrera, lo que les dio mucho susto, sobre todo a Tom que era un perro miedoso.
A uno de los hombres se le cayó la llave y Gastón, muy astuto, logró levantarla con sus garritas y abrió la jaula para que todos pudieran escapar.
Llegaron corriendo a una plaza y pasaron la noche en ella. Al otro día, escucharon un ruido muy fuerte y se dirigieron hacia él. Era un avión gigante.
Muy emocionados, y antes de que despegara, se escabulleron en su interior. Era la única forma de viajar por el mundo. Encontraron unos asientos libres en primera clase. En el medio había una mesa llena de comida y quedaron muy felices por el gran festín. Luego aprovecharon de dormir para recuperar fuerzas.
Despertaron cuando el avión aterrizó en otro país. Ahora estaban en Nueva York y se bajaron y comenzaron a recorrer la ciudad. Llegaron donde estaba una estatua de una señora enorme, llamada Estatua de la Libertad.
De pronto, a lo lejos escucharon que los llamaban.
—¡Tom, Gastón! —era una voz familiar.
Se trataba de Pandora, que los había seguido. Se reunieron muy felices y se abrazaron saltando de alegría. Ahora los tres juntos recorrerían la ciudad.
De repente, Gastón pegó un tremendo salto y despertó desesperado. Se dio cuenta de que solo fue un sueño, pero estaba muy feliz por estar en su casa con su hermanita y su amigo Tom.


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