Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta viajes al espacio

Parte 8 de El Último Vuelo del Pegasus

Imagen
Lee la séptima parte aquí Una vez que todos estuvieron de acuerdo con el plan, Angle distribuyó las funciones. Para nadie pasó desapercibido que dio una breve mirada a Robinson, esperando algún reparo o tal vez su aprobación, a lo que este respondió encogiéndose de hombros y dándole la total autoridad de la operación. En esos momentos, los egos habían quedado de lado y todos los esfuerzos se enfocaron en conseguir que el Pegasus despegara y los sacara de Marte a toda costa. Gamboa y Brown se encargarían de ensamblar el cañón de positrones que ella previamente había diseñado, utilizando todos los materiales que pudieron encontrar dentro de la nave. Las herramientas y maquinarias de varios de los experimentos internacionales que llevaban a bordo sirvieron para reunir las piezas y partes necesarias para el dispositivo que debía ayudarles a escapar de aquel planeta. Pasaron un par de horas desarmando, modificando, acondicionando y ensamblando instrumentos, circuitos, dispositivos diversos

El Último Vuelo del Pegasus, Parte 7

Imagen
Lee la sexta parte aquí ―¿Qué hacemos ahora? La muy oportuna pregunta de Gamboa quedó rebotando en la cabina sin que nadie se atreviera a recibirla. En el tono alarmado de su voz se resumía el estado de toda la tripulación del Pegasus: con Handelman sedado, Linderburger muerto y la tobera del motor con esa enorme fisura, el pesar y el miedo comenzaron a apoderarse de los corazones de todos. Incluyendo el del frío y siempre altanero Robinson. ―La NASA estudió este planeta por años ―dijo de pronto Angle―. Ninguna de las sondas que vinieron aquí antes que nosotros encontró señales de vida. La supuesta pirámide que resultó ser una roca, la cara en Cidonia una simple meseta. Ninguna misión arrojó luces sobre la existencia de algo vivo en este planeta muerto. Ni siquiera el rover de la Marte 2020 encontró rastros orgánicos. ¿De dónde salieron estas cosas? ―¿Quieres que les vaya a preguntar? ―por primera vez, Robinson se olvidó de los tratos protocolares y respondió con insolencia―. Podríamos

¿Qué hay allá afuera? Sexta parte de El Último Vuelo del Pegasus

Imagen
Lee la quinta parte aquí ―¿Dónde crees que vas? Mark Angle salió a paso veloz detrás de Robinson y lo alcanzó poco después de que hubiera rebasado la puerta. ―Todavía tengo cosas que hacer, capitán. ―¿Qué tipo de cosas? Los dos se miraban sin parpadear, aunque sus actitudes eran por completo diferentes. Angle se mantenía erguido, muy tenso y con la respiración agitada hinchando su torso de forma notoria. Robinson, por otra parte, permanecía relajado, con las manos en los bolsillos de su traje y la impertinente sonrisa burlona que lucía en cada discusión que enfrentaba. ―No se confunda, capitán. Usted no está en mi línea de mando. No tengo el deber de darle explicaciones. ―Yo comando esta nave. Por primera vez, el oficial de inteligencia cambió su semblante y su mirada se volvió tan afilada como un cuchillo. ―Entonces preocúpese de sacarnos de aquí ―dijo con tono amenazante―. Por el bien de todos. Pasó junto al capitán y le dio un leve empujón con el hombro que Angle no se atrevió a con

La misión continúa: quinta parte de El Último Vuelo del Pegasus

Imagen
Lee la cuarta parte aquí El ambiente dentro del Pegasus se hizo demasiado incómodo para todos. Haldeman no paraba de llorar y Gamboa tuvo que inyectarle un sedante para ponerlo de vuelta en la camilla. Después de retirar la jeringa de su cuello y tomar una muestra de sangre para asegurarse de que Lindenburger no había alcanzado a inyectarle nada, ella misma revisó los vendajes de su pierna amputada y comprobó que no había sufrido ningún daño aparte de un par de golpes que atendió de inmediato. ―¿Esto es mi culpa? ―preguntaba él mientras era atendido―. ¿Henry murió por mi culpa? Sollozaba y hacía movimientos bruscos que terminaron por convencer a Gamboa que lo mejor era anestesiarlo una vez más. Mientras tanto, Angle y Brown se preocuparon de transportar el cuerpo de Lindenburger hacia el área de criogenia. El capitán y su segundo comandante tardaron largos minutos en decidir qué hacer con el cadáver. Ninguno de los protocolos estaba asociado a un suceso como el que había ocurrido, aunq

Cuarta parte de El Último Vuelo del Pegasus

Imagen
Lee la tercera parte aquí Las reparaciones resultaron más complejas de lo que cabía esperarse. Más que nada por el inclemente viento que no cesaba de golpear la nave con enormes cantidades de polvo y piedras. Los Gatos, que en un principio iban a ser abandonados en la superficie marciana, junto a las piezas del módulo, representaban la única opción de alcanzar la zona de la fisura e impedir que el motor de antimateria se convirtiera en una gigantesca bomba atómica. Pero uno de ellos estaba todavía inclinado hacia un costado, con una de las orugas atrapadas en la profunda grieta que el sismo abrió debajo de él. Se debió recurrir a toda la pericia de Lidenburger para conseguir jalarlo con la grúa de su hermano gemelo y entonces se encontraron con que el mecanismo de la oruga debía ser reemplazado de urgencia o no conseguirían ponerlo en operación. Y los repuestos estaban en el área de carga del Pegasus, lo que significaba tener que subir con el otro Gato, ponerlos en el elevador y descen