Tras las Sombras - Capítulo I
Para José Bascuñán no era extraño toparse cada cierto tiempo con casos como en el que trabajaba aquella mañana. Era habitual en Chile que de pronto emergiera un sicópata asesino y en un par de malos días dejara un regadero de cadáveres a su paso hasta terminar siendo sorprendido por la policía o, en un arranque de su propia locura, sucumbir ante los impulsos suicidas que hacían que su sanguinaria carrera acabara tan rápido como había empezado. La sociedad aún recordaba a sujetos emblemáticos, tan emblemáticos como los apodos con los que saltaron a la fama. Tal era el caso de “El Tila” en la Dehesa, “El Rambo” en Santiago Centro o “La Quintrala” y el sórdido primer homicidio por encargo en el Chile moderno. A ellos se sumaba una larga fila de etcéteras que podía remontarse a verdaderas leyendas como “El Chacal de Nahueltoro” y su melodramática condena a muerte que culminó en 1963 y trajo consigo el nacimiento de un verdadero culto alrededor de su imagen, lo que incluso se tradujo en l